Algunos pasos a seguir para recuperar y devolver la fertilidad a toda tierra maltratada que queramos convertir un huerto.
- Evaluar la profundidad del suelo. Asegurarse de que tenemos un mínimo de unos 30 cm de tierra fértil o tierra humidificada ( que ha albergado plantas y cultivos y dispone de abundantes restos de materia orgánica en descomposición), de no ser asi, tendremos que traer mas tierra fértil hasta alcanzar dicha altura. <!–more–>Evitaremos tierras de huertos en donde se abuso de plaguicidas y herbicidas, o de zonas industriales o de vertederos que puedan estar contaminadas con metales pesados o con dioxinas.
- Equilibrar la tierra. Si no es la tierra franca ideal para cultivo conviene equilibrarla. Cuando es arenosa o pedregosa aportaremos tierras arcillosas. Si es una tierra muy pesada, muy arcillosa, aportaremos grandes cantidades de arena o mejor de perlita. Conviene remover y airear la tierra en profundidad antes de iniciar cualquier labor hortícola. Un Subsolador arrastrado por tractor (en parcelas grandes) o una cava profunda con la horca de doble mango resulta imprescindibles.
- Limpiar y despegar: Retiraremos de la tierra todo elemento extraño: plásticos, trozos de metal, raíces grandes, y cualquier piedra cuyo tamaño pueda ser molesto para el laboreo o el desarrollo de las plantas.
- Nivelar: Es importante realizar el esfuerzo que sea necesario para repartir uniformemente la tierra y allanar las zonas de realización del huertos y los bancales de cultivo. Si no nivelamos bien la tierra, a la larga tendremos problemas, sobre todo con el riego.
- Mejorar la vida de la tierra: Resulta ideal, antes de empezar a cultivar hortalizas, espaciar de 2 a 4 kilos de composta o estiércol por metro cuadrado y sembrar un abono verde. Con ello aportaremos abundante materia orgánica, propiciamos los procesos bacterianos y bioquímicos del suelo, y se logra dejarla mullida y esponjosa.